viernes, 25 de noviembre de 2011



Espíritu del alba

Simón Rodríguez
Colección:
Letras de la poesía latinoamericana Nº 4
64. Pp.
Grupo Editorial Hijos de la lluvia
Lima, 2010.
Perú


I

...en el principio
el sol no quería mirarnos, sólo presentíamos
el mundo, las sonrisas y los mares,
sólo las estrellas,
impensados y hermosos intestinos del cielo,
niñas de agua que resplandecían en la sombra...


Emerges de las bocas musicales de los sikus
y tu voz tiene canto de relámpago solitario.
Vienes como los días, con un mar de horizontes,
o un beso de agua siempre fresca.
Desciendes como cascada de silencio,
como poema derribado, como hoja que se desprende
inevitablemente de un bello arbusto.
Con la misma profundidad
y permanencia de rocío que habita eternamente.



Tal vez sea arriesgado todavía decir qué es pretérito y qué es actual en poesía. Quizá todo sea prescindible, excepto la poesía. Quizá la crisis de la poesía radique en que todavía no sabemos distinguir cuándo es necesaria, vital, antigua o moderna. Frente a esta incertidumbre y verdad, Espíritu del alba nos muestra al poema como mecanismo lingüístico de voluntad estética, ficcional, telúrica donde destaca una acentuada concentración en las cimas de la ternura y la terredad.

Esta poesía suena en cuerda elegiaca por ser canto de pérdidas y ausencias. Por ser reconciliación y contrariedad de un tiempo ido que no fue mejor. Aquí los poemas emergen desde la temperatura humana, desde el vórtice de las emociones, hasta confluir en una evidente energía y hondura poéticas. Los versos muestran su verdadera fuerza lírica cuando empiezan a fermentar las hogueras y se dan los signos de aparición de una nueva poesía portadora del fuego.
Esa que finalmente logra llegar a la desconsolada percepción del tiempo que nos deshace y nos deja incólumes frente al mundo del que provisionalmente nos adueñamos.

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