Rocío Cerón
Texto publicado en la edición 148 de Crítica
Texto publicado en la edición 148 de Crítica
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I
Huyen avestruces —hay mujeres cuyas palabras son fresnos.
Sombras hilvanan puertos de aire. Entre la estampida reposa la mano
sobre el talud de una rodilla. Habano y humo. Rojizo ciprés el sueño. El
olor sigue más allá del borde. Desde el buró —poder, sonríe destruida/
tiento ocre, cuerpo estrófico en el quicio. Vestíbulo.
II
Donde los náufragos cantan apunta el ojo. Hacia el rabillo austral de
la mirada —dorada agua de la memoria— el tono plomizo del frío. Uno
podría ser entendimiento crepuscular, avanzada furiosa de jauría humana
pero el vórtice detiene la rebelión. Gotea aún el rompevientos.
Y entre el invierno de milnovecientosetentaydos y el presagio del
dosmildocefindelmundo un día y el otro. Gramática de Babilonia. Descenso.
III
Caramelos y una hormiga. Breve ataque de asma. Sedosas las patas
recorren un dedo meñique. Este paisaje no es política: hueco, centro de
bala o poema. Dos muros hacen un baldío entre sí. Menta, el caramelo es
sabor menta. Huella.
IV
A ambos lados de la vía, —párpados inestables, lozam de 2 mg— la superficie de las cosas: tubos de acero, mosaicos (opus tessellatum),
textiles sintéticos de corte abstracto. Dolor en el lenguaje. Monopolio
cromático. Todo cuerpo desnudo mata a la teoría. Rota el espacio. Cielo.
V
Un punto un punto en particular un punto un punto esquivando su
propio punto un punto que arroja otro punto el punto que aniquila su
sombra un punto el punto en punto:
linde.
VI
Lluvia sobre penumbra. Pelaje y lamido. Ensoñación y notas en brote
de murmullo. Herida que sostiene. En el trazo de un sonido veloz —cielo
abierto sobre cuerpo, lengua —partículas de azul Berlín. Desliz en el
cerco de la boca. Plexo.
VII
Al ojo el vuelo, petrel negro. Caminar sobre precipicio claramente
delimitado. Colinas, nubes, bosque boreal. Mujer desvistiéndose sobre
cama helada. Bajo los pliegues de su ropa una constelación de aguanieve.
Arden las corvas. Barbera o Bonarda, fuerte sabor en boca. Filo.
VIII
En el cuerpo sésil de una hoja, apenas adherida, resplandece el
estrato del mundo. Flujo audible. Inflexiones sostenidas por insinuación
—dosel amazónico en medio del cuarto. Las hormigas deducen siempre el estado de las cosas. Intensidad de una figura dentro de otra, sonoridad del bulbo de luz, silbido en tono sordo. La cerveza cae al suelo. Tokonoma.
IX
Baúl en madera de fresno, motivos vegetales y geométricos en perfecta
simetría. Pies móviles para elevarlo del suelo, cerradura con llave,
asas en los costados que facilitan su transporte. Periodo: siglo XVIII. Nadie olvidará el color del brazalete. La economía a gran escala destruye voluntades. Un hombre anuncia que desaparecerá. Trino.
X
Ángulos óseos, formas y cuesta donde radica el ritual. Quién teme al aire. Fisura donde hay. Puerta pulida. Naturalezas muertas, humo de tabaco. Cruce.
Un poema es una lima un día bisiesto un 31 de marzo un esquema mental
un pinar. Retenes silenciosos demarcan umbral. Aire, pulmones saturados.
Oxígeno para abastecer el cerco. Cercanía de pieles ante el viento. Jaula.
XI
Un punto, paraguas negro, bolígrafo de tinta azul, orden para no
pensar en la muerte, una mancha seca de sangre, garabateo cadmio en
algodón, arca con motivos repetidos sistemáticamente —clavel del monte o
calta palustre. Toda la potencialidad del mirar: herida supurante
espalda nupcial de un hombre labio bajo de grosor excitante cuerda que
flota del fresno en vaivén madreperla ópalo de fuego luz diurna sobre
escena movimiento y rastros. Cauterización.
XII
Júbilo y adoración en paréntesis. Sobre el cabello largo de esa
mujer, vista en Baden Baden, sobresale una galaxia. No anillos de
satélite. No corona de santidad. Réplica. Varios tañidos de
campanas (no provincia eclesiástica) susurran una verdad a medias.
Blancos y agrietados. Los labios. Se necesita una nueva contraseña para
regresar a tiempo al mundo. Mientras la palabra aparece, ella dibuja
sobre el agua una espiral. Resplandor.
XIII
Circulan autos en pulgada y media. Espacio hendido. Ladra un perro al fondo. Oropel. Pastelillo de arándanos y chispas de chocolate. Píldora sintética de felicidad. No era sólo balanceo de cumbia salsa samba. Gozne entre realidades, “mira tu cuerpo iridiscente, azulmoradoverde iridiscente”. Lenguaje.
Territorio para la aparición de parques paisajísticos zonas urbas
rehabilitadas laderas de casas con techo metálico piedras nucleicas
espacios sacrificiales. Cajas y capas, espacio vital de pulgada y media.
Nación.
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Rocío Cerón: Nació en Ciudad de México en 1972. Ha publicado los libros de poesía Estas manos (Mixcóatl, 1997), Litoral (Ediciones filodecaballos, 2001), Basalto (ESN-CONACULTA, 2002) y Soma (Ediciones Eloísa, Buenos Aires, 2003). Es coautora de El decir y el vértigo. Panorama reciente de la poesía hispanoamericana (1965–1979).
Obtuvo el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 2000, en el
género de poesía. Es confundadora de Motín Poeta y editora de Ediciones
El billar de Lucrecia.
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