jueves, 4 de septiembre de 2008

LA POESÍA ÁGRAFA





Escribe: José Gabriel Valdivia


La escritura poética del homus faber ha demanadado en su praxis una aventura gráfica. La elección de formas, tipos y tamaños de letra, así como la disposición de los grafemas y otros signos y/o símbolos en el papel (página) en blanco son objetivaciones de la expresividad y comunicabilidad del arte poética en general.

Los estudios literarios ubican en el periodo simbolista europeo el inicio de la auténtica amodernidad literaria. Esta se manifiesta en diversos espacios y culturas, siendo los poetas franceses quienes manifiestan una marcada actitud poético-gráfica. En el siglo XX, con la vanguardia y el surrealismo se acentúa esta práctica literaria que presenta el poema desde una perspectiva visográfica, logrando una amplia difusión y consolidación en el movimiento denominado concretismo.

Lo que pareció en ese inicial momento una simple aventura formal, fue vista posteriormente como un acto de rebeldía transgresora de los códigos y un verdadero intento de ruptura con la imperante tradición romántica. Esta dósis necesaria de subversión contra el continuum literario tuvo también sus practicantes y activistas en Latinoamerica y por supuesto en el Perú, donde se han hecho estudios críticos y hasta una antología de poesía concreta que atina a considerar esta actitud creadora como parte de la tradición poética peruana.

Los textos de Rubén Soto Cruz, que conforman esta original publicación, nos han provocado esta primera contextualización desde Occidente europeo e indoamericano. Pero al encontrarnos con su lectura con el término istalla nos atrevemos a persivir en su autor una actitud culturalista-neoindigenista- para interpretar y asumir el rol del poeta y del texto (por la forma de su presentación), además de los elementos linguisticos vernáculos y temáticos que nos plantean una pertinente reflexión acerca de los códigos y lasd relaciones con los conceptos de trasculturación, heterogeneidad o hibridismo, creados por la comprensión de la comunidad social y literaria peruanas.

En lo concerniente a la aventura gráfica sobre papel, esta istalla literaria es prueba del desencuentro/conflicto que se ha manifestado con fatigada continuidad en poetas puneños ya clásicos (Alejandro Peralta, Gamaliel Churata, Dante Nava, Carlos oquendo de Amat), o algunos contemporáneos (José Luis Ayala, Omar Aramayo, Gloria Mendoza, Boris Espezúa, Alberto Cáceres). La lucha contra el formato gráfico del libro, como limitante de la naturaleza poética, ha buscado nuevas maneras de presentación como la que se pretende en esdta producción iconográfica.

El breve conjuro poético que nos entrega Rubén Soto Cruz nos incita a continuar con esta churatiana reflexión sobre la aventura gráfica-codical-cultural, que subyace a todo acto de inefable "peruanidad" que intenta la búsqueda con desesperación o templanza, pero que no se encuentra como debiera o quisiera ese cactus inasible en la pupila pretérita.

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