Un cielo muere en tus brazos y otro nace en tu ternura
Carlos Oquendo de Amat
Mi madre hablaba como la aurora y
como los dirigibles que van a caer.
Tenía cabellos color de bandera y
ojos llenos de navíos lejanos./
Mi madre bordaba lágrimas desiertas en los primeros arcoiris.
Vicente Huidobro
Ahora
sin embargo
Todo es más sencillo
Tú muerte me ha convertido
En el huérfano más triste de la noche
Juan Cristóbal
Desde el recuerdo
grato
de la sangre
te llamo
como un niño
que ha perdido sus juguetes
Edgardo Tello
Carlos Oquendo de Amat
Mi madre hablaba como la aurora y
como los dirigibles que van a caer.
Tenía cabellos color de bandera y
ojos llenos de navíos lejanos./
Mi madre bordaba lágrimas desiertas en los primeros arcoiris.
Vicente Huidobro
Ahora
sin embargo
Todo es más sencillo
Tú muerte me ha convertido
En el huérfano más triste de la noche
Juan Cristóbal
Desde el recuerdo
grato
de la sangre
te llamo
como un niño
que ha perdido sus juguetes
Edgardo Tello
Prólogo
Mercedes y yo
La muerte duerme placenteramente/ dentro de nosotros, en vigilia, /
cuidemos que no despierte. Decía en un
mensaje, de una de las escenas culminantes en Pamoslake, texto
narrativo en el que llevaba al extremo las relaciones familiares. Ese tema
preeminente en la literatura universal sirve de nexo para “forjar” –palabra que
me gusta– esta antología de poesía a la madre, con la que pretendo hacer un
retrato de familia, en ella participan poetas de reconocido prestigio, las
mejores firmas emergentes y algunas jóvenes promesas que conformarán dentro de
unos años el panorama poético nuestro. En total, más de una treintena de
autores que hacen de esta una antología donde la ternura y el sentir humano
hacen fiesta.
Ahora quiero
escribirle a mi madre, a pesar que está lejos, porque sé que ella estará
siempre con nosotros, en todos los instantes de nuestra vida, porque una madre
jamás abandona el fruto de sus entrañas; largos años de consejos ella supo
brindarme, sus manos llenas de callos reflejaron tanto trabajo… siento que es
poco lo que hago con este humilde homenaje junto a las imágenes que hicieron
vibrar el corazón de los poetas en distintos pueblos, en horas desiguales, ante
credos poéticos y escuelas obedientes a sensibilidades diversas. Mujer de
tantos esfuerzos para darme educación y siento en mi corazón que las gracias
debo darle. La nieve de la experiencia supo pintar su cabellera, en su rostro
note la complacencia y felicidad al conocer a sus nietos, David, Cristopher y
Dana; sé que hoy, a pesar de su ausencia, debo sentirme dichoso de tener a su
Eusebio, mi padre, a mi lado…
Este es un tributo a
tu amor. De esta manera sabré que aún estás con nosotros. Porque al verte ahora
sólo en fotografías que guardamos en viejos álbumes de familia, desempolvamos
nuevas compañías, que se convierten en recuerdos felices, que atesoraremos
aprendiendo de los olvidos, más de cien palabras, tu única mirada, más de cien
motivos para recordarte siempre, que valdrán la pena; ahora eres el ángel en el
cielo que cuidarás nuestras vidas con anhelo, revivirás la esperanza cada día,
sembrarás luceros para no perdernos en el camino.
Persistencia de
la eternidad, es un libro colectivo de poemas sobre el mundo de las
relaciones familiares en torno a la madre, en el que participan autores de
diferentes generaciones y estéticas, una prometedora antología de poemas. [...]
La madre es el tema que une todos los relatos que conforman esta antología
escrita. No hay mucho más para decir sobre la trama porque, en realidad, no se
trata de un libro con introducción, nudo y desenlace. Es otra cosa, y de ningún
modo de un premeditado menester antológico. El libro tiene un fin, de lo
selecto y pleno de las más bellas palabras, giros y poemas, que recuerdan a
cada instante los afanes, sacrificios y dolores que lleva a cabo la madre,
promoviendo que el mejor homenaje, éste y los años siguientes será recordarla.
El poeta murciano José Selgas, al referirse a las madres decía: Las madres
son las que cubren de ángeles la tierra. La madre es una cosa que el niño ama y
el hombre olvida.
Nada de lo que se
escriba al respecto estará a la altura de lo que está escrito en el cielo, que
confundo en las noches con una estrella fugaz que lleva tu nombre. Pero yo no
olvido... porque aquí comienza lo que no se acaba: tu nombre y tu memoria.
Madre, tú que has
dado tanto, hoy debo agradecer rindiendo honor a tu memoria; sólo quiero que no
me olvides donde te encuentres, solamente estás feliz en mis sueños donde te
busco, quiero verte… aunque me dan pastillas para no soñar, todo cambia, lo sé,
pero hay cosas que se resisten.
Tu hijo
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