domingo, 17 de junio de 2012

Día del padre



En el día del padre este poema de uno de los más grandes poetas de la generación del 50. PABLO GUEVARA, (Lima, 1930-2006). Ha publicado: Retorno a la criatura (1957), Los habitantes (1963), Crónicas contra los bribones (1967), Hotel del Cuzco y otras provincias del Perú (1971),  
Un iceberg llamado poesía (1998), entre otros.








MI PADRE
                      UN ZAPATERO
Tenía un gran taller. Era parte del orbe.
Entre cueros y sueños y gritos y zarpazos,
él cantaba y cantaba o se ahogaba en la vida.
Con Forero y Arteche. Siempre Forero, siempre
con Bazetti y mi padre navegando en el patio
y el amable licor como un reino sin fin.
Fue bueno, y yo lo supe a pesar de las ruinas
que alcancé a acariciar. Fue pobre como muchos,
luego creció y creció rodeado de zapatos que luego
fueron botas. Gran monarca su oficio, todo creció
con él: la casa y mi alcancía y esta humanidad.
Pero algo fue muriendo, lentamente al principio:
su fe o su valor, los frágiles trofeos, acaso su pasión;
algo se fue muriendo con esa gran constancia
del que mucho ha deseado.
Y se quedó un día, retorcido en mis brazos,
como una cosa usada, un zapato o un traje,
raíz inolvidable quedó solo y conmigo.
Nadie estaba a su lado. Nadie.
Más allá de la alcoba, amigos y familia,
qué sé yo, lo estrujaban.
Murió solo y conmigo. Nadie se acuerda de él.
De Retorno a la creatura (1957).
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