domingo, 17 de junio de 2012

Eucaristía de pájaros: Todos los cadáveres soy yo

darwin bedoya



Van estas líneas a propósito de la estada de Cristian Avecillas
por la ciudad de Juliaca hace unos meses, ocasión en la que nos dejó este libro
considerado en la muestra HIJOS DE PUTA: 15 POETAS LATINOAMERICANOS,
porque Todos los cadáveres soy yo  era un libro que anhelábamos tener y leer.

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Decía Jacques Derrida que cuando la muerte pone fin, fin a lo que cada vez fue único, es el fin del mundo. Y este pensamiento tiene que ver con una contemplación de la muerte o una nueva resurrección que el ser humano como trozo de vida anhela. Pienso que esa atmósfera es la que genera uno de los mejores libros de la poesía latinoamericana escrito por Cristian Avecillas (Quito, 1977) cuyo título Todos los cadáveres soy yo (2008), merecedor de una distinción por CASA DE LAS AMÉRICAS, es un texto que, aparte de ser un intenso ejercicio poético, es también una señal de que el poeta asume que su voz, en estos versos, trata de acercarnos, familiarizarnos con el asunto de la culminación, de la muerte, y con esta constante alusión a la muerte, hacernos perder aquel temor que el hombre tiene cuando se encuentra frente a la muerte. Quizá por ello el sujeto poético nos presenta una continuidad de visiones con la finitud. Porque entre la vida y la muerte no hay más distancia que la vaguedad imposible que recorre los élitros del pensamiento.
Todos los cadáveres soy yo, sin embargo, no está cifrado como una queja luctuosa de la muerte ni de la vida desasida, menos del agotamiento lírico. Los gestos poéticos en estos versos se alejan del lamento patético para concentrarse en un orden recuperado: un nuevo paraíso. En Todos los cadáveres soy yo se erige el anhelo de trazar nuevas sensibilidades líricas, comprensiones signadas por la muerte y por la vida para dejar de estar enfermos de vida.

ALGUNOS POEMAS DEL LIBRO:

8
Este es el espacio en donde no se teme a nadie,
Donde destruir es el sudar por otros
Y sudar, matar al yo para alcanzar un movimiento.
Este es el lugar donde lo ajeno es imposible,
Donde el hombre se eterniza depurándose de dioses.
¿Qué reside en este osario?
Nada; excepto un cuerpo humano mejorándose,
Un jardín de desperdicios que florece.

10
El vacío ya es mi raza;
Lápida, mi nombre.

12
Soy la humanidad,
Raíz abajo y pasto arriba,
Verdad abajo y sombra de hombre arriba:
Ya no existe evolución inalcanzable, soy la humanidad.
Así como creí en las circunstancias y en los monstruos, creo en mí;
Así como creí en la morbidez del firmamento, creo en mí:
Soy eucaristía de gusanos.

20
Hasta aquí la soledad del hombre,
Hasta aquí los últimos afanes de la carne.
Desde aquí la humanidad sencilla:
Verso recostado sobre el verso previo,
Cuerpo derrotado con el nombre de otros.


* * * * * *

1
El poema es terminar al muerto,
Destruirse con el verso que parezca ser verdad.

2
Esto es boca:
El venéreo acaso de un poema
Donde el tiempo es imposible en el lenguaje.
Esto es alma:
El lugar en donde orina un animal,
En donde marca territorio mi poema.
Esto es poesía:
Dentadura que contrasta con un hombre acariciado,
Creación de otro horizonte.
Y esto es soledad:
Ya no hay corazón pero subsiste una costilla,
Y en el torso se corroe la existencia de los dioses.
Todo lo demás es calavera…

4
Dios y el diablo son saliva de una misma boca;
Pero el hongo vence.

6
El poema es el actuar frenético de la paciencia ilimitada,
Tiempo para reverencia y tiempo para rebelarse:
Ocupar un sitio en el silencio
Y montar los huesos como ideas sucesivas en la página.
El poema es inventar en lo conciso, lo imposible:
Música en la roña.

12
Y sentir en la conciencia, no en el cuerpo,
Como un hombre entre los otros sin los otros.
Y mirar el propio rostro con nostalgia,
Con los ojos todavía corporales.
Y esperar en la vejez del tiempo
El destino que termina con la infancia del silencio.

13
Morir de nuevo,
Volverse viento, paredón del polvo,
Morir sin miedo,
Volverse humanidad.

23
Todos pueden encontrar su propia muerte en este verso.
Ningún dios es más auténtico que otro,
Ningún muerto está más muerto que otro.
Cualquier hombre es paraíso al destruirse,
Cualquier dios puede intentar la eternidad
Dentro de un verso.

26
Que los huesos continúen el poema…


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