por Miguel Ildefonso*
Poniendo el relato en boca de su anciano tío, Cusi Hallpa, el Inca Garcilaso de la Vega, cuenta el origen de la civilización incaica: “Nuestro padre el Sol, viendo a los hombres en el estado en que estaban, se apiadó y tuvo lástima de ellos y envió del cielo a la tierra un hijo Manco Cápac y una hija Mama Ocllo para civilizar a los pobladores. Con esta orden y mandato puso nuestro padre el sol estos hijos suyos en el lago Titicaca que está a 80 leguas de aquí (...) Ellos salieron del Titicaca y caminaron al septentrión.”
A orillas de la cuna de los fundadores del Tawantinsuyo, a 3827 metros sobre el nivel del mar, en el sur andino peruano, se encuentra la ciudad de Puno, tierra y lago de poesía, como sabemos: del movimiento Orkopata, con El Pez de oro de Gamaliel Churata, y de 5 metros de poemas de Carlos Oquendo de Amat, por citar a los más famosos.Y es desde allí que, en este mes de las letras, acaba de aparecer una esperada y excelente antología de poesía puneña, Aquí no falta nadie, del narrador y crítico literario Walter Bedregal. “Este libro es una antología que sigue una orientación fractal para presentar a la poesía que se ha desarrollado en Puno. Un siglo de poesía escrita en Puno. Las constelaciones semánticas y un filón de rizomas, propuestos como una nueva tendencia de lecturas poéticas, sustentan este conjunto de versos y la secuencia de las voces aquí reunidas. Estas voces se remontan a una pléyade que podría tener otros antecedentes en un periodo más anterior todavía, si mencionamos por ejemplo a Gabino Pacheco Zegarra, Lisandro Luna La Rosa, Aurelio Martínez Escobar, Alberto Cuentas Zavala, Emilio Vásquez y un poco más dentro de las movidas ulteriores se podría mencionar a poetas como el recordado José Parada Manrique, Vicente Benavente Calla, Jesús Cáceres Velásquez, José Tapia Aza Y José Luis Ayala Olazábal, entre otros de valía para un estudio historiográfico de la poesía puneña, pero que por ahora se disgregan en el corpus de esta antología.” Señala Bedregal en su prólogo acerca de esta inagotable fuente poética del altiplano.Los poetas antologados son 21: Alejandro Peralta, Carlos Oquendo de Amat, Efraín Miranda, Omar Aramayo, Percy Zaga, Gloria Mendoza Borda, Vladimir Herrera, José Velarde, Boris Espezúa, Lolo Palza, Alfredo Herrera Flores, Simón Rodríguez, Fidel Mendoza, Gabriel Apaza, Walter Paz, Erdi Flores, Hedí Oliver Sayritupa, Darwin Bedoya, Luis Pacho, Rubén Soto y Filonilo Catalina.
Aquí no falta nadie
Antología de poesía puneña
Cuando lo conocí, sabía desde que cruzamos palabras, que el libro que me traía entre manos tenía que volverlo disconforme, porque si me conformaba con lo que estaba escrito, seguro sería una publicación más que fracasaría, pero no este antología tenía un hálito esperanzador para las letras puneñas, más para la poesía, y por ello el resultado: Un éxito. Me alegro por Walter Bedregal, porque cuando alguien sabe algo de verdad le es muy fácil explicarlo, y Bedregal Paz es un genio compilador de poesía. Sonriendo y bromeando, acaba de poner patas arriba a todo lo que nos habían hablado y enseñado de nuestra poesía – la del altiplano puneño -, en una palabra, alborotó las aguas mansas del lago sagrado de los Incas, que dormía y soñaba esperando alguien que agite sus aguas, junto a un compilador y por supuesto un editor, para una real antología.
Lo demuestra en el libro “Aquí no falta nadie”, Antología de poesía puneña (Grupo Editorial “Hijos de la lluvia” & LagOculto editores - 2008), esperamos auditórium entregados para que luego de sus presentaciones lo cuenten como una maravillosa y estimulante fábula infinita de nuestra buena poesía. Le echamos un vistazo y nos quedamos enganchados: primero porque lo entendimos, aunque somos de letras y luego, porque deja sin significado todas nuestras prisas por escribir, leer y aprender a entender el espíritu que se esconde detrás de un poema.
El hecho de que la presentación de Aquí no falta nadie, Antología de poesía puneña (El libro esperado) se haya producido con una primera entrega de apenas 1,000 ejemplares, se debe a la amistad del escritor tacneño con su editor moqueguano Darwin Bedoya. Los críticos peruanos serán los primeros que podrán echar un vistazo al nuevo libro de Bedregal. La crítica se muestra entusiasmada, aunque con algunas reservas: Un libro apasionante, repleto de poesía y sólo poesía nuestra, la de nuestro altiplano puneño y al mismo tiempo y casi en la misma medida impresionantemente entretenido, según mi opinión aparte.
El Katari (Boletín, Nº 10, junio, 2008) elogía desde ya la obra de Bedregal y lo define como un libro de ilusionismo construido con virtuosismo y extraordinario desde el punto de vista poético, pero critica con sus malabarismos y grandes preguntas sobre poesía, la existencia, muerte y resurrección son los que a la larga dejan a la intemperie una esencia patética para nuestra historia poética de Puno, de autores que esperamos superen su crisis existencial.
Aquí no falta nadie, Antología de poesía puneña, hay que señalar que está excelentemente construida, investigada, estudiada, con un final trágico – para algunos pseudos-poetas y positivo al mismo tiempo –.
Desde 1996, Walter Bedregal – me comentó – se sometió a la disciplina de escribir y a investigar, estudiar y compilar poesía, sólo para vivir en propia carne este género, que ahora Bedregal hace brillar. Desde Acabemos de una vez con la poesía (Primer título de la antología), luego Seductores de la luna escribiendo bajo la lluvia de otros equinoccios; para después Seductores de la luna de otros equinoccios, y luego con Seductores de la luna, que quedaron sepultados en su portapapeles. Ahora acaba de aflorar, con lucidez de juicios, formulados en días densos y tensos, concluyendo en una frase que sonara cruel – para algunos poetas Aquí no falta nadie (Título final del libro), admitiendo públicamente no estar equivocado con los antologados (entre los consagrados y novísimos) y así pueda determinar qué es poesía. Y escribiremos entonces que Bedregal ha hecho más por nuestra literatura puneña que todos los estudiosos juntos, entre los que siempre quedaba en minoría.
Eulogio Ramos Bautista
Editor
Antología de poesía puneña
Cuando lo conocí, sabía desde que cruzamos palabras, que el libro que me traía entre manos tenía que volverlo disconforme, porque si me conformaba con lo que estaba escrito, seguro sería una publicación más que fracasaría, pero no este antología tenía un hálito esperanzador para las letras puneñas, más para la poesía, y por ello el resultado: Un éxito. Me alegro por Walter Bedregal, porque cuando alguien sabe algo de verdad le es muy fácil explicarlo, y Bedregal Paz es un genio compilador de poesía. Sonriendo y bromeando, acaba de poner patas arriba a todo lo que nos habían hablado y enseñado de nuestra poesía – la del altiplano puneño -, en una palabra, alborotó las aguas mansas del lago sagrado de los Incas, que dormía y soñaba esperando alguien que agite sus aguas, junto a un compilador y por supuesto un editor, para una real antología.
Lo demuestra en el libro “Aquí no falta nadie”, Antología de poesía puneña (Grupo Editorial “Hijos de la lluvia” & LagOculto editores - 2008), esperamos auditórium entregados para que luego de sus presentaciones lo cuenten como una maravillosa y estimulante fábula infinita de nuestra buena poesía. Le echamos un vistazo y nos quedamos enganchados: primero porque lo entendimos, aunque somos de letras y luego, porque deja sin significado todas nuestras prisas por escribir, leer y aprender a entender el espíritu que se esconde detrás de un poema.
El hecho de que la presentación de Aquí no falta nadie, Antología de poesía puneña (El libro esperado) se haya producido con una primera entrega de apenas 1,000 ejemplares, se debe a la amistad del escritor tacneño con su editor moqueguano Darwin Bedoya. Los críticos peruanos serán los primeros que podrán echar un vistazo al nuevo libro de Bedregal. La crítica se muestra entusiasmada, aunque con algunas reservas: Un libro apasionante, repleto de poesía y sólo poesía nuestra, la de nuestro altiplano puneño y al mismo tiempo y casi en la misma medida impresionantemente entretenido, según mi opinión aparte.
El Katari (Boletín, Nº 10, junio, 2008) elogía desde ya la obra de Bedregal y lo define como un libro de ilusionismo construido con virtuosismo y extraordinario desde el punto de vista poético, pero critica con sus malabarismos y grandes preguntas sobre poesía, la existencia, muerte y resurrección son los que a la larga dejan a la intemperie una esencia patética para nuestra historia poética de Puno, de autores que esperamos superen su crisis existencial.
Aquí no falta nadie, Antología de poesía puneña, hay que señalar que está excelentemente construida, investigada, estudiada, con un final trágico – para algunos pseudos-poetas y positivo al mismo tiempo –.
Desde 1996, Walter Bedregal – me comentó – se sometió a la disciplina de escribir y a investigar, estudiar y compilar poesía, sólo para vivir en propia carne este género, que ahora Bedregal hace brillar. Desde Acabemos de una vez con la poesía (Primer título de la antología), luego Seductores de la luna escribiendo bajo la lluvia de otros equinoccios; para después Seductores de la luna de otros equinoccios, y luego con Seductores de la luna, que quedaron sepultados en su portapapeles. Ahora acaba de aflorar, con lucidez de juicios, formulados en días densos y tensos, concluyendo en una frase que sonara cruel – para algunos poetas Aquí no falta nadie (Título final del libro), admitiendo públicamente no estar equivocado con los antologados (entre los consagrados y novísimos) y así pueda determinar qué es poesía. Y escribiremos entonces que Bedregal ha hecho más por nuestra literatura puneña que todos los estudiosos juntos, entre los que siempre quedaba en minoría.
Eulogio Ramos Bautista
Editor
Algunos comentarios sobre
Aquí no falta nadie
Antología de poesía puneña
Acaba de aparecer una esperada y excelente antología de poesía puneña, Aquí no falta nadie, del narrador y crítico literario Walter Bedregal. “Este libro es una antología que sigue una orientación fractal para presentar a la poesía que se ha desarrollado en Puno. Un siglo de poesía escrita en Puno. Las constelaciones semánticas y un filón de rizomas, propuestos como una nueva tendencia de lecturas poéticas, sustentan este conjunto de versos y la secuencia de las voces aquí reunidas. Estas voces se remontan a una pléyade que podría tener otros antecedentes en un periodo más anterior todavía, si mencionamos por ejemplo a Gabino Pacheco Zegarra, Lisandro Luna La Rosa, Aurelio Martínez Escobar, Alberto Cuentas Zavala, Emilio Vásquez y un poco más dentro de las movidas ulteriores se podría mencionar a poetas como el recordado José Parada Manrique, Vicente Benavente Calla, Jesús Cáceres Velásquez, José Tapia Aza Y José Luis Ayala Olazábal, entre otros de valía para un estudio historiográfico de la poesía puneña, pero que por ahora se disgregan en el corpus de esta antología”. Señala Bedregal en su prólogo acerca de esta inagotable fuente poética del altiplano.
Miguel Ildefonso
«La antología de poesía puneña Aquí no falta nadie es uno de los libros más importantes de la literatura puneña de los últimos tiempos. Nos sorprende su aparición. En su selección hubo muchísimo cuidado para considerar a los autores y a los textos, dos aspectos que nos parecen notables pues su autor, Walter Bedregal, nos muestra un tremendo gusto por la buena poesía, lo cual, seguramente se debe a sus infatigables lecturas que, además, debido al prólogo de este libro, nos permite saber que está informado ampliamente sobre las últimas tendencias de la crítica literaria, los presupuestos teóricos empleados en este libro que, reitero, son ciertamente notables, pero hay que mencionar que en la antología, debido a su carácter de arbitrariedad, como en todo libro con estas características, hay nombres que no han sido considerados. Sin embargo, el buen número de autores que hacen su aparición en esta constelación de versos, más la adecuada selección de poemas, hacen que de por sí el libro sea trascendental para las letras puneñas.»
Juan Luis Cáceres Monroy
«Esta antología es una visión nueva, un enfoque diferente, una propuesta distinta, fundamentada en presupuestos teóricos actualizados y tamizados en un esfuerzo globalizador de todo el proceso poético puneño. Así, vamos a encontrar ejes temáticos que reúnen a poetas de la primera década del siglo pasado con poetas «novísimos» o de fin de siglo. O también estilos o escrituras similares, sesgadas en el tiempo por elementos inubicables para ojos menos visores que los de Bedregal. Este intento por agrupar o reunir voces, en cierta medida, disímiles, nos desubica entre intrincados laberintos verbales, pero apertura nuevas posibilidades de nuestro corpus literario. Aquí el mérito de este libro y su autor. Aquí, la nueva posibilidad de rastrear trazos comunes entre autores, textos, discursos y abordamientos de épocas, escuelas y estilos diferentes, pero conectados entre sí.»
Percy Zaga
«Forjar una antología puede ser más peligroso que hacer gárgaras con alfileres. Si bien es cierto, las antologías nunca fueron ni serán completas, a pesar del enorme esfuerzo del antólogo. Pero a veces los riesgos son los únicos medios que nos conducen hacia un buen punto de partida o una meta codiciada. Esta antología viene a cubrir un hondo vacío–olvido que alguien por ahí debió realizar, parece que ahora ya no hará falta, porque ésta de Bedregal, no sólo llena ese vacío, sino que también lo cubre pulcramente. El antólogo de Aquí no falta nadie obvia la historia de los diversos movimientos y épocas o estilos poéticos (poquísimos realmente en Puno) y, en cambio, asume los postulados de Genette y Deleuze–Guatari, quienes enrumban hacia otros horizontes su visión literaria, unos espacios que tienen rasgos o aperturas de conexión, heterogeneidad y sus principios de multiplicidad, tal como señalan en los núcleos que configuran los capítulos vertebrales de Mil mesetas. Este es un libro al margen de toda malaventuranza, que en los últimos años se ha vuelto pan de cada día en las letras puneñas; porque como dice Bedregal en su, por cierto, espacioso prólogo, están los que deben estar.»
Darwin Bedoya
(Domingo 15 de junio 2008, diario Los Andes)
Antología poética: Aquí no falta nadie
Escribe: Boris Espezúa Salmón
En los últimos días se ha producido un parto literario, se ha dado a luz una antología preparada y fraguada hace mucho tiempo por Walter Bedregal Paz, tras una década de depuración o quizás de falta de auspicio, esta antología de la poesía puneña sale al publico, con un sorprendente cuidado en la edición sobre todo en la parte formal y textual del uso de una sobria portada, y elección de un adecuado papel para fines de consignar textos poéticos siendo para el papel lo más adecuado, por ello se puede decir que valió el tiempo de espera, en este sentido, que por cierto no quiere decir que se piense lo mismo del contenido significado del texto que recién empieza a ser analizado. Además que este tipo de edición marca un nivel que impetra para que las ediciones posteriores pudieran tener mayor esfuerzo en mejorar la calidad de edición de los textos literarios del altiplano, que se han producido a veces de modo tan precario que los propios autores han optado por su ocultamiento.
La antología tiene un extenso prólogo donde se hace hincapié justificativo de los poetas que se han seleccionado, considerando de cada uno de ellos méritos y singularidades que hacen posible merecerse el espacio del antologador. Así mismo en dicha presentación desde el título “Las puertas se han cerrado” se opta por una postura diríamos preclusiva, donde se cierra no sabemos con claridad la razón, la voz de otros poetas como Dante Nava, José Luis Ayala, José Paniagua Núñez, Joven Valdez y se sostiene que los elegidos son los únicos representativos y no hay más. Esta postura es concordante con el título de la antología “Aquí no falta nadie” que denota ser desafiante, irreverente, sin dejar atisbos a otras opciones como el de abrir posibilidades a nuevos poetas, que pudieran merecer el Parnaso, no solo de una antología sino de una mayor consagración o a quienes estando antologazos “tiren la toalla” del duro oficio de escribir poesía posteriormente. Esta es una primera característica de la antología que sin duda dará que hablar de quienes por decisión del antologador se le han cerrado las puertas, para ellos felizmente, solamente de no ser incluido en la antología de Bedregal, lo que implica que pudieran ser incluidos en muchas otras antologías. El tiempo hace que textos como las antologías sean siempre relativas, y obedezcan al sello personal de su antologador.
En Puno y el país en los últimos años, han salido numerosas antologías de poesía y narrativa puneña, así tenemos la que sacó Enríque Cuentas Ormachea y Manuel Suarez Miaraval a propósito del I Festival del libro puneño, posteriormente en ediciones complementarias del “Albúm de Oro” tenemos la de Samuel Frisancho Pineda, y luego conocimos en torno al II Festival del libro puneño la antología de José Luis Ayala, se tuvo luego la de Omar Aramayo, de Jorge Flórez Aybar de Feliciano Padilla Challco, Percy Zaga Bustinza y ahora la de Bedregal que tiene la peculiaridad de ser una visión de la nueva generación de poetas, de fin de siglo y de inicios del presente siglo, por lo que también merece especial atención. Estas antologías no son lo mismo que las ediciones de presencias o voces que se editan a propósitos de eventos o jornadas de trabajo, como la que saco el Grupo “Xuxlla”, la Asociación de Escritores del Sur del país y otros. Y otros también se tiene de que muchos de los puneños antologazos estuvieron considerados en textos como Presencia de la poesía peruana de Felix Huamán, la “Historia de la literatura peruana” de César Toro Montalvo, o en lo que editó EDUBANCO en los Tomos de Literatura peruana, principalmente en el III Tomo “De Vallejo a nuestros días”, comentado por Ricardo Gonzáles Vigil, o la reciente editado por el Comercio por Carlos Garayar.
Ninguna antología será perfecta, su elección es significativo no exime un contenido arbitrario, porque es inevitable que el gusto del antologador se anteponga ante la objetividad y consenso más o menos mayoritaria del gusto literario que es diverso y de difícil unificación. Hasta las antologías más o menos serias y autorizadas como la de Alberto Escobar, no se libró de duras críticas, y sí tenemos en cuenta la que sacó Borges con Arlt, en una antología sudamericana de poetas de este continente que suscitó en muchos meses y años debates sobre el sentido y la calidad de la poesía, tenemos suficientes y corroborados ejemplos. Así que Walter Bedregal tiene y tendrá razones para ser la “comidilla” de cafés para mucho rato y quienes estamos dentro del mundo literario tendremos motivos para comentar muchos humores y resquemores sesudos o ausentes deflexiones neuronales o rumores hepáticos que con seguridad destilarán en torno de esta entrega.
El rescate e inclusión en la antología de poetas como Vladimir Herrera y Filonilo catalina (Luis Rodríguez Castillo), es un acierto, son justas reinvindicaciones que se hace en la antología, además el enfoque de la fractalidad donde los sentidos se multiplican y se entrelazan temas, personajes e historias en la composición poética es un aporte interesante que no necesariamente garantiza la calidad de un poema, sino la singulariza.
Además hay que puntualizar que la selección de casi la totalidad de los poemas aparte de la fractalidad, ha tenido como distintivo el lirismo poético, muchas veces cuestionado por los poetas que desde Puno trabaja sus obras, porque se dice que limita los riesgos de calidad poética, pero, como se demuestra en la antología, es parte consubstancial en la poesía puneña. “Aquí no falta nadie” que reúne a 21 poetas de diversas generaciones es la muestra de diversas propuestas estéticas, proyectos poéticos que revelan que en Puno, así como en la danza la poesía es permanente, incontenible e inconmensurable.
En los últimos días se ha producido un parto literario, se ha dado a luz una antología preparada y fraguada hace mucho tiempo por Walter Bedregal Paz, tras una década de depuración o quizás de falta de auspicio, esta antología de la poesía puneña sale al publico, con un sorprendente cuidado en la edición sobre todo en la parte formal y textual del uso de una sobria portada, y elección de un adecuado papel para fines de consignar textos poéticos siendo para el papel lo más adecuado, por ello se puede decir que valió el tiempo de espera, en este sentido, que por cierto no quiere decir que se piense lo mismo del contenido significado del texto que recién empieza a ser analizado. Además que este tipo de edición marca un nivel que impetra para que las ediciones posteriores pudieran tener mayor esfuerzo en mejorar la calidad de edición de los textos literarios del altiplano, que se han producido a veces de modo tan precario que los propios autores han optado por su ocultamiento.
La antología tiene un extenso prólogo donde se hace hincapié justificativo de los poetas que se han seleccionado, considerando de cada uno de ellos méritos y singularidades que hacen posible merecerse el espacio del antologador. Así mismo en dicha presentación desde el título “Las puertas se han cerrado” se opta por una postura diríamos preclusiva, donde se cierra no sabemos con claridad la razón, la voz de otros poetas como Dante Nava, José Luis Ayala, José Paniagua Núñez, Joven Valdez y se sostiene que los elegidos son los únicos representativos y no hay más. Esta postura es concordante con el título de la antología “Aquí no falta nadie” que denota ser desafiante, irreverente, sin dejar atisbos a otras opciones como el de abrir posibilidades a nuevos poetas, que pudieran merecer el Parnaso, no solo de una antología sino de una mayor consagración o a quienes estando antologazos “tiren la toalla” del duro oficio de escribir poesía posteriormente. Esta es una primera característica de la antología que sin duda dará que hablar de quienes por decisión del antologador se le han cerrado las puertas, para ellos felizmente, solamente de no ser incluido en la antología de Bedregal, lo que implica que pudieran ser incluidos en muchas otras antologías. El tiempo hace que textos como las antologías sean siempre relativas, y obedezcan al sello personal de su antologador.
En Puno y el país en los últimos años, han salido numerosas antologías de poesía y narrativa puneña, así tenemos la que sacó Enríque Cuentas Ormachea y Manuel Suarez Miaraval a propósito del I Festival del libro puneño, posteriormente en ediciones complementarias del “Albúm de Oro” tenemos la de Samuel Frisancho Pineda, y luego conocimos en torno al II Festival del libro puneño la antología de José Luis Ayala, se tuvo luego la de Omar Aramayo, de Jorge Flórez Aybar de Feliciano Padilla Challco, Percy Zaga Bustinza y ahora la de Bedregal que tiene la peculiaridad de ser una visión de la nueva generación de poetas, de fin de siglo y de inicios del presente siglo, por lo que también merece especial atención. Estas antologías no son lo mismo que las ediciones de presencias o voces que se editan a propósitos de eventos o jornadas de trabajo, como la que saco el Grupo “Xuxlla”, la Asociación de Escritores del Sur del país y otros. Y otros también se tiene de que muchos de los puneños antologazos estuvieron considerados en textos como Presencia de la poesía peruana de Felix Huamán, la “Historia de la literatura peruana” de César Toro Montalvo, o en lo que editó EDUBANCO en los Tomos de Literatura peruana, principalmente en el III Tomo “De Vallejo a nuestros días”, comentado por Ricardo Gonzáles Vigil, o la reciente editado por el Comercio por Carlos Garayar.
Ninguna antología será perfecta, su elección es significativo no exime un contenido arbitrario, porque es inevitable que el gusto del antologador se anteponga ante la objetividad y consenso más o menos mayoritaria del gusto literario que es diverso y de difícil unificación. Hasta las antologías más o menos serias y autorizadas como la de Alberto Escobar, no se libró de duras críticas, y sí tenemos en cuenta la que sacó Borges con Arlt, en una antología sudamericana de poetas de este continente que suscitó en muchos meses y años debates sobre el sentido y la calidad de la poesía, tenemos suficientes y corroborados ejemplos. Así que Walter Bedregal tiene y tendrá razones para ser la “comidilla” de cafés para mucho rato y quienes estamos dentro del mundo literario tendremos motivos para comentar muchos humores y resquemores sesudos o ausentes deflexiones neuronales o rumores hepáticos que con seguridad destilarán en torno de esta entrega.
El rescate e inclusión en la antología de poetas como Vladimir Herrera y Filonilo catalina (Luis Rodríguez Castillo), es un acierto, son justas reinvindicaciones que se hace en la antología, además el enfoque de la fractalidad donde los sentidos se multiplican y se entrelazan temas, personajes e historias en la composición poética es un aporte interesante que no necesariamente garantiza la calidad de un poema, sino la singulariza.
Además hay que puntualizar que la selección de casi la totalidad de los poemas aparte de la fractalidad, ha tenido como distintivo el lirismo poético, muchas veces cuestionado por los poetas que desde Puno trabaja sus obras, porque se dice que limita los riesgos de calidad poética, pero, como se demuestra en la antología, es parte consubstancial en la poesía puneña. “Aquí no falta nadie” que reúne a 21 poetas de diversas generaciones es la muestra de diversas propuestas estéticas, proyectos poéticos que revelan que en Puno, así como en la danza la poesía es permanente, incontenible e inconmensurable.
*Esta carta le envió Padilla un día antes que saliera publicado (martes 17 de junio, diario los Andes). Walter Bedregal me la reenvio, tal como se la escribieron. (Al margen que Feliciano Padilla puso fecha 17 de abril y usó tilde en su nombre).
(martes 17 de junio 2008, diario Los Andes)
Puno, 17 de abril del 2008.
Señor:Wálter Bedregal Paz
JuliacaHoy, en uno de los patios de la Universidad Nacional del Altiplano, me entregaste una invitación para participar como comentarista en la presentación de tu antología de poesía puneña “Aquí no falta nadie”, que lleva como prólogo un artículo tuyo titulado “Las puertas se han cerrado”.
En primer lugar, quiero decir que una antología depende del criterio y la responsabilidad del antólogo. Respeto tus criterios, sin embargo, estoy en desacuerdo con la antología porque bajo el pretexto de que se ha seguido un paradigma fractal como criterio de selección y análisis, se discrimina o excluye a importantes poetas puneños como Gamaliel Churata, Luis de Rodrigo, Dante Nava, José Luis Ayala, Jorge Flórez-Áybar y otros. La idea de que Churata sólo es “doctrinero” es una conjetura descabellada.
Por otra parte, lo fractal que tiene origen en las matemáticas y que posteriormente ha servido para extrapolar sus conceptos a la literatura y las ciencias sociales ha sido poco aceptada por la crítica literaria seria, debido a que la vida no es una abstracción matemática. Puede hacerse, seguramente con éxito, análisis fractal de la molécula, de la resistencia de materiales, del ADN, etc.; pero, en el quehacer humano y, sobre todo, en poesía, es arbitrario llegar a conclusiones definitivas, dado que “aquí no falta nadie”
Wálter, tú, al parecer, lo tomas como un modelo poético que se repite en un período más o menos extenso, a guisa de hipertexto. El concepto de hipertexto está bien utilizado en tu libro, a condición de que no sea un plagio, porque casi siempre, como dijo Carlos Fuentes, un libro nace de otro libro, pero esto no debe llevarnos a creer que los poetas, que son creativos por naturaleza, copien tal cual puede copiarse los fractales en matemática, biología e, incluso en imágenes visuales utilizando sotfwares.
Suponiendo que lo hubieses tomado como modelo de análisis y selección ¿cómo se explica, entonces, la presencia de tres o más poetas pertenecientes a un solo grupo literario? ¿No crees que Benoit Mandelbrot, matemático creador del término fractal, también estaría en desacuerdo con tu forma esquemática de extrapolar esta teoría a la poesía? Claro que no eres el primero; yo me refiero a la forma peculiar en que lo usas.
Wálter, respeto tus criterios de antólogo, pero te doy a conocer que no iré a la presentación de tu antología como un acto de solidaridad con la poesía puneña. No es un acto de amistad, sino, de fidelidad con la poesía puneña. Francamente no encuentro ninguna razón, no me explico por qué has excluido a Churata, Luis de Rodrigo, Dante Nava, Jorge Flórez-Áybar, José Luis Ayala. El poeta Boris Espezúa, en un artículo del domingo 15 de junio publicado en Los Andes, tampoco encuentra justificable la ausencia de estos intelectuales. Conversando con los otros poetas antologados, debo decirte que ésta es una opinión generalizada.
Con el tiempo quizá escriba un artículo sobre el libro. Recibe un abrazo,
Feliciano Padilla
* Ese mismo día martes (17 de junio) salió este otro artículo…
(martes 17 de junio 2008, diario Los Andes)
AQUÍ FALTA UNO Y SOBRA OTRO
Por: Walter Paz Quispe Santos
Entre las publicaciones más ambiciosas y pretenciosas que se dan a conocer, llama la atención el libro de Walter Bedregal Paz, cuyo texto “Aquí no falta nadie” pretende dilucidar los significados de la poética puneña y demostrar que sólo veintiuno serían los escogidos o los que según él merecen ingresar a una antología de la poesía puneña. Buen intento. Pero reparemos en algunas de las apasionadas elucubraciones selectivas.
Una antología de la poesía puneña, debe tener los puntos de partida bien definidos, unos métodos y criterios de selección claramente establecidos, para afirmar una valoración y señalar los sentidos y significados de la trascendencia y permanencia de los poemas y poetas en el tiempo. Por eso el mejor crítico es el tiempo. El tiempo tiene la virtud de construir, reconstruir y deconstruir el fuego creador del poeta y su creación, sus pretextos y contextos; su presencia e influencia en otros creadores y las rupturas en el manejo del lenguaje poético y sus aproximaciones a manifestarse en la cultura y sus tópicos. Sin embargo, al leer “Aquí no falta nadie” no encontramos ni indicios de cuáles habrían sido esos parámetros, al contrario se notan unas contigüidades enredadas y arbitrarias. Se trata en sí de un ajuste de cuentas al margen de las reflexiones actuales sobre la poesía. Se coteja que más valen los desencuentros con algunos creadores actuales que la dimensión semántica de sus escritos en el tiempo y en un contexto definido: Puno. Y por supuesto para el estudio de los poetas del pasado tal vez sea necesario darles historicidad a sus creaciones para emprender la aventura de comprender sus significados y valorarlos adecuadamente. Me refiero sobre todo a la ausencia de Dante Nava quien con un poema “Orgullo Aimara” supo afirmar la puneñidad como parte de lo andino. Por eso esta rubricado en las mejores antologías de poesía puneña.
¿Qué significa Puno para Walter Bedregal? ¿Cómo entiende sus manifestaciones ontológicas y epistémicas: la puneñidad y el puneñismo? Estos conceptos son importantes, por que a partir de estas reflexiones tal vez las antologías intenten a tener mayor y mejor coherencia literaria. Puno, sin duda es una identidad geográfica, así como lo aimara o quechua son expresiones lingüísticas, o la categoría andino que es una afirmación histórica cultural. Pero de algo debemos estar seguros, que la dimensión histórico cultural abarca lo geográfico y lingüístico. Así el proceso de significación poética contextualizada o descontextualizada de la poesía es expresión de ese contexto.
En una antología de poesía puneña, se trata de procesar la densa y heteróclita realidad andina representada en la producción poética cuyos cultores bajo diversas motivaciones construyen un imaginario o afirman una tradición literaria o lenguaje propio de un espacio específico. Esa tarea es harto difícil si uno quiere guardar relación y armonía entre los pretextos y contextos andinos y puneños. Por ejemplo, Antonio Cornejo Polar para acometer tal tarea con nuestra literatura peruana e hispanoamericana creo la noción del sujeto heterogéneo y sólo así pudo entregarnos una de las tareas críticas más lucidas del proceso que sigue la creación poética en el tiempo.
Por eso, el prologo del libro que lleva el epígrafe de “las puertas se han cerrado” constituye una verdadera impostura intelectual. Las citas directas e indirectas de autores con un estilo farragoso sin coherencia y cohesión, tratan de hilvanar algún sentido justificatorio a lo que llamamos en los estudios del discurso literario como falacias o más propiamente argumentos de autoridad que tiene el propósito de sobrevalorar en el lector destinatario la presencia del antologador y presentarlo como un erudito. Alguna vez el viejo Casona decía que a un texto de un escritor novel generalmente le sobran treinta palabras y les faltan tres. Y precisamente parece ocurrir eso en el prólogo de Bedregal y ese detalle diferencia un buen libro de un mal libro.
Me he permitido colocar el título de “aquí falta uno y sobra otro” en este comentario. Por una razón sencilla, se obvian a poetas que han contribuido decisivamente a la configuración de la poesía puneña. Uno de ellos es José Luis Ayala, sin su vasta experiencia y producción poética es difícil explicar algunos momentos del proceso de nuestra literatura. Hay alguno más. Se trata de Fernando Terral. En muchos casos, la muerte beneficia mucho, pero en este caso sólo el desconocimiento de su poesía, cuya calidad técnica y temática es indudable y mejor que muchos de los seleccionados –me incluyo-, puede permitir no considerarlo en una antología. Terral nos dejó a temprana edad, pero nos deja una obra inconclusa cuyo estudio aun es un reto en la literatura puneña. La muerte no lo benefició tanto como a otros.
Y claro en la antología sobra otro. Se trata de un moqueguano radicado en Juliaca. Había que colocar una aclaración para ubicarlo en una antología de poesía puneña. Algo así como: “poetas de otras regiones que escriben poesía en Juliaca”. Solo así podría entenderse su presencia en el libro. Finalmente, no voy a comentar de las operaciones retóricas que tienen el propósito de maximizar o minimizar la figura de los antologados a través el esbozo biográfico que es muy notoria en “Aquí no falta nadie”.
Con estas palabras expreso mi deseo de abrir un debate sobre las tensiones básicas de nuestra literatura a partir del libro de Walter Bedregal, con un ánimo sincero y reflexivo. Sólo así se evitaran entredichos apócrifos desde bloggers anónimos y que los espacios de discusión sean públicos y con nombre propio. Y lo otro, esa institución republicana que pertenece al lugar común, esa costumbre perversa entre nuestros creadores puneños de conjugar el verbo alabar lejos de toda crítica, sobre todo en las presentaciones de libros. Ya lo dijo Octavio Paz “El espíritu crítico es la gran conquista de la edad moderna. Nuestra civilización se ha fundado precisamente sobre la noción crítica: nada hay sagrado o intocable para el pensamiento excepto la libertad de pensar. Un pensamiento que renuncia a la crítica, especialmente a la crítica de sí mismo, no es pensamiento. Sin crítica, es decir, sin rigor y sin experimentación, no hay ciencia; sin ella tampoco hay arte ni literatura”.
Aquí la entrevista completa:
(domingo 22 de junio 2008, diario Los Andes)
ENTREVISTA CON WALTER BEDREGAL PAZ
A PROPÓSITO DE LA ANTOLOGÍA
“AQUÍ NO FALTA NADIE”
Por: Luis Pacho
(domingo 22 de junio 2008, diario Los Andes)
ENTREVISTA CON WALTER BEDREGAL PAZ
A PROPÓSITO DE LA ANTOLOGÍA
“AQUÍ NO FALTA NADIE”
Por: Luis Pacho
Cuando te conocimos, creo que hace más de quince años, ya tenías los bosquejos de esta antología. En algún momento pensamos que no se levantaría jamás de tu estante, pero al fin podemos disfrutar del libro. ¿Cómo así te animas a publicarlo?
Desde que me sometí a la disciplina de escribir y a investigar, estudiar y compilar poesía, sólo para vivir en propia carne este género, desde ese día empecé a entender, entre otras cosas, por ejemplo, la labor del poeta, entendí a la poesía misma que ahora ha de brillar en estas páginas. Es algo mágico, parece que hay que ser malabarista, ilusionista, para lograr un resultado como el que tenemos entre manos. Originalmente Aquí no falta nadie no formaba un proyecto tan amplio, sólo quería abordar la poesía hecha por una generación de poetas (los de los noventa – olvidados), pero como Aquí no falta nadie, en tanto antología-plegaria, guardará escasa relación con lo que anteriormente había preparado, de los cuales uno y otro poeta quedaron divididos, incompatibles y por sí mismos insuficientes para integrar todo un volumen antológico, estos pueden ser los antecedentes. Además, esta antología era una promesa que me hice y porque además hacía falta un libro integral sobre este género.
¿Cuáles han sido las motivaciones para abordar en una antología el proceso de la poesía puneña?
Quienes crecimos seducidos por la poesía – a veces, surrealista, a veces romántica y tortuosa – y por ello sublime, difícilmente podemos concebir una forma de amor libre de las espinas, los clavos y la cruz. Escribí esta antología desde la orfandad del amor, a la par con una novela, a pesar de lo disímil de los géneros, esos cientos y cientos de dolientes instantes que terminan poniéndonos incondicionalmente a merced de la poesía nuestra que desde el año 1996 Acabemos de una vez con la poesía (Primer título de la antología), luego Seductores de la luna escribiendo bajo la lluvia de otros equinoccios; seguido de Seductores de la luna de otros equinoccios para después sólo Seductores de la luna, que quedaron sepultados en un portapapeles. Ahora acaba de asomar este texto, con ideas formuladas en días densos y tensos, concluyendo en una frase que sonará cruel – para algunos poetas. Aquí no falta nadie (Título final del libro), admito públicamente no estar equivocado con los antologados (entre los consagrados y novísimos) y así poder determinar qué es poesía.
¿Cuáles han sido los criterios de selección de los antologados?
Hacer una antología es seguir las huellas chocarreras de tu espíritu, y pedir lo que normalmente sólo se espera de Dios: un milagro. Se trataba de que la poesía, una vez más cruzara las fronteras del fanatismo, la tradición, el dolor, la crueldad y finalmente, de manera triunfal, la misantropía. Uno de los criterios más importantes ha sido el corpus de poesía escrita en Puno, una poesía esencialmente escrita en español, porque, como sabemos, existe una gran riqueza de poesía en aymara y quechua, que a pesar de ser orales, tiene un humus de primera calidad y que debería considerarse en cualquier estudio de poesía puneña. Otro criterio de selección es el sentido fractal de los poemas seleccionados, es decir los nexos rizomáticos-fractales que unen y desunen a la poesía, no solo desde ahora, sino, desde siempre. Inclusive hay un criterio que es muy mío, que es justamente el gusto por la buena poesía, o al menos lo que yo llamo buena poesía. Uno de los criterios finales puede ser el impulso cósmico, que corresponde a la personalidad que busca el autor, orientada hacia un estudio:mítico-metafórico, y otro sería ese espíritu regido por una voluntad poética, ideológica, pedagógica que mueve al poeta a emprender una crónica del altiplano, para exaltar sus grandezas estéticas, y condenar sus lacras, reseñar su historia y sobre todo abordarla desde este estudio fractal que proponemos, pero estas tendencias no se dan juntas, sino separadas, generalmente domina una a la otra y rara vez se combinan, pues la dificultad de fusionar ambas poéticas proviene de su oposición irreconciliable.
Escribir poesía por amor, amar la poesía más allá de la lógica terrenal y, por encima de todo, amar la poesía sobre todos los dioses: tal era el contenido del milagro. Como antologador he amado la poesía puneña con temblores y lágrimas inclusive con rabia infinita. Como protagonista, decidí que ese amor a la poesía debía y merecía conocer: la pastora florida de Alejandro peralta; el ángel y la rosa, de Oquendo; la poesía de Efraín Miranda, las cajas que no se habren jamás de Omar Aramayo, las embarcaciones de Epifania Suaña de Gloria Mendoza; el verano inculto de Valdimir Herrera; casa sin puerta de José Alberto Velarde; tiempo de cernícalo de Boris Espezúa; Quiela y Yarume de Bedoya, a Malú de Filonilo Catalina, y una vez conocidas, enfrentarlos a quien un día más amaron, para defender el sagrado derecho de la bienaventuranza y la poesía.
En Puno se han elaborado algunos trabajos de esta naturaleza, desde La antología general de la poesía puneña de Ayala, la breve Antología de la poesía puneña de Omar Aramayo, y hace no mucho Antología comentada de la literatura puneña de Feliciano Padilla. Aparte de las cosas obvias, ¿cuáles son las diferencias centrales respecto de los trabajos señalados?
Creo que el mejor en discernir esas diferencias es el lector, él sabrá decir las distancias y los espacios que separan a estos libros. Algunos amigos que ya han tenido acceso a la lectura del libro han señalado que: Hay mucha distancia entre esta antología y las otras que ya han salido. ¿Qué va a encontrar el lector en esta antología? La persistencia en leer poesía, desde luego, y bastante poesía, ya lo he dicho, pero también un ensayo de una revisión panorámica breve de la poesía nuestra, la construida por los poetas del altiplano peruano. Porque a pesar de todo, no esta ausente la esperanza. Se manifiesta, por ejemplo, en un poema de Carlos Oquendo de Amat: poema de la niña y la flor.
¿En cien años, sólo 21 poetas?
Claro, lo que pasa es que muchos no saben qué es una antología, y entonces surgen preguntas parecidas a la tuya, se piensa que si son cien años deberían ser cien poetas o doscientos. Esta es una selección de poemas y si no hay más de veintiún autores es porque simplemente no los encontré para este estudio fractal de la poética puneña. En los últimos años, a medida que la poesía puneña encontraba acogida y reconocimiento en nuestro país y a nivel internacional, se hizo más evidente la incongruencia de seguir abordándola, mostrando en el mayor punto sus mejores creaciones, sin dejar de lado críticamente variadas herencias, lo cual a contribuido y decidido cada vez con más fuerza el compromiso que tuve desde la primera vez que pretendí publicar una antología de poesía puneña, lo cual conllevó a tener siempre en mente publicarla, dándole al mundo literario luego de cien años, con un número de 21 poetas antologados, ese es el rol que tiene una antología, para eso se le denomina “antología”, abordada sin ningún subterfugio de índole externo, menos interno.
Ya se oyen algunas voces señalando las ausencias de Luis de Rodrigo, José Luis Ayala, Jorge Flórez-Áybar y, el no menos popular Jóspani, José Paniagua Nuñez. ¿Cómo justificar sus no inclusiones?
Puede ser una improbable herejía, pero todas aquellas personas – sólo algunos poetas, que desde ya los imagino rumiando sus frustraciones– que encuentren provocador, hereje e irredento sólo el título del libro, más no espero la misma actitud del contenido, siempre y cuando sea seria la visión y el lector sea verdadero.
Evidentemente, la antología ya estaba escrita cuando me topé, no sólo con uno u otro borrador. Para seguro escándalo de incrédulos, pobres de espíritu y escasos de fe, doy gracias a Dios por habérmela dictado. Si algo tengo que decir al respecto de las no inclusiones, espero no ser irreverente: la única salvación para los vencidos es no esperar salvación alguna.
Algo que se reclama. ¿Por qué terminar esta antología en años de los poetas llamados de los ’90, cuando parecen oírse nuevas voces, digamos del post-2000?
Esta antología termina mencionando en el prólogo a los poetas del post – 2000, digo que aún no tienen su sueño cumplido, están todavía en la etapa de la vigilia, y difícilmente pondría por ellos las manos al fuego. Aún quiero escribir y leer. Yo creo que deberían leer más o, en todo caso, ordenar sus lecturas, darle criterio a sus escritos, empezando, por ejemplo, por la escritura y sus rasgos lingüísticos.
Sacrificar el bolsillo por la literatura en estos tiempos de crisis, sino linda con la locura es francamente un acto heroico. Mucha gente dedicada a la literatura que han u ostentan un cargo importante en la administración pública no han sido capaces de hacerlo “ni por un dólar agujereado”, como sueles decir. Sus lobbys o su cercanía con el poder siempre les han posibilitado el financiamiento. ¿A ti, qué te impulsa hacerlo?
El motivo más trascendental para que esta antología salga a luz es, sin duda, la poesía y su magia, y cuando ella está de por medio, tú como poeta sabrás, nada ni nadie es capaz de detenerte, además ese impulso viene de adentro, de algo incognoscible que irremediablemente te conduce a realizar una actitud de este tipo.
Se dice que la calidad de la poesía puneña ha descendido. No hay Alejandros Peralta, no hay Oquendos y menos un poeta contemporáneo de la talla de Omar Aramayo. Luego de esta antología ¿tú qué opinas?
Tú lo has dicho, no hay calidad. También leí plaquetas y poemarios muy desubicados, además en unos artículos sobre este vacío, en verdad tendremos que esperar muchas lluvias para que aparezcan otros poetas después de los del 90.
Una vez hecha esta especie de re-visión, ¿cuáles son las tendencias más resaltantes de la poesía puneña contemporánea, ochentas y noventas, básicamente?
Andinidad, vanguardia y un tremendo yoismo poseedor de claras inclinaciones líricas.
Supongo que ese yoismo, para ti, es un factor de ilegitimidad. pero, de los 21 poetas, 10 pertenecen a los ’90 o la llamada generación de fin de siglo. ¿Por qué esta diferencia? ¿Significa que la calidad de la poesía puneña crece en los ’90? ¿O cuál es la lectura que tienes al respecto?
No se trata de ilegitimidad, se trata de retornos continuos y discursos casi cotidianos con un yo poético que a veces se puede tornar trivial. Entre los once renombrados y los diez de finales de siglo, la poesía puneña no solamente crece, sino que también continúa una tradición hartamente conocida y de cualidades notables, que de alguna manera devienen de nuestros hitos en la poesía. Ahora bien, la mayoría de los poetas de los ´90, siguen buscando o experimentando su voz y seguramente que a la larga tendremos sorpresas que sin duda confirmarán la selección de los antologados en el libro Aquí no falta nadie.
La metodología que utilizas es la fractalidad. ¿Esta herramienta teórica, por así llamarlo, te permite ver la riqueza del corpus de la poesía puneña?
Creo que no solo ve todo el corpus, sino que también la universaliza porque como toda poesía como la nuestra también tiene ligazones con los grandes maestros de la poesía clásica y universal.
El gran poeta vivo que tenemos en la actualidad es Efraín Miranda Luján. ¿Estás de acuerdo?
Sin duda alguna, Efraín Miranda, aparte del más querido y no por cosas extremas, podríamos nombrar a otras voces mayores que menciono en la antología.
Ahh. ¿Cómo se has asumido los costos de esta edición de lujo? ¿Algún mecenas? ¿Auspició de alguna institución del Estado?
No. Es simple amor indestructible a la poesía y resultado de un ahorro interminable, un ejercicio de día a día. Además no quise que este libro tenga escudos de municipios ni tiendas comerciales, la poesía no merece estar entre el comercio y los negocios, por eso se muestra limpia, sin fotos de alcaldes ni agradecimientos infinitos a nadie. No le debo a nadie de este libro. La poesía es libre y única, como las palabras y hay que dejarla volar.
¿Otros proyectos que tiene la Editorial contigo a la cabeza?
Voy a reservarme la primicia, lo que se viene en los próximos días es algo más ambicioso y abarcador que una antología, te adelanto un poco, el texto linda con una revisión general de la literatura puneña y constará de dos tomos. Ya habrá tiempo para hablar sobre mayores detalles de esta publicación, además ya están en prensa tres libros de narrativa que debemos estar presentándolos en la segunda semana de julio, y por supuesto la revista de literatura puneña que muchos amigos no desearían que salga, pero lamento darles la mala noticia, para ellos, pero grata para nosotros y para nuestros lectores que nos han hecho llegar cientos de e-mails, pues este número 2 de La rama torcida está en su fase final y estos días ya la podrán adquirir. Finalmente, un proyecto que desde hace años se vino postergando, este año será posible realizarlo, se trata del I Concurso de novela corta, organizado por el Grupo Editorial, y que constará de premios fabulosos, para imprimir la bases y distribuirlas, estamos en tratativas con los jurados que serán también de lujo, debido a su trayectoria internacional. Por lo pronto sólo eso que ya podemos garantizar.
¿Cuáles han sido los criterios de selección de los antologados?
Hacer una antología es seguir las huellas chocarreras de tu espíritu, y pedir lo que normalmente sólo se espera de Dios: un milagro. Se trataba de que la poesía, una vez más cruzara las fronteras del fanatismo, la tradición, el dolor, la crueldad y finalmente, de manera triunfal, la misantropía. Uno de los criterios más importantes ha sido el corpus de poesía escrita en Puno, una poesía esencialmente escrita en español, porque, como sabemos, existe una gran riqueza de poesía en aymara y quechua, que a pesar de ser orales, tiene un humus de primera calidad y que debería considerarse en cualquier estudio de poesía puneña. Otro criterio de selección es el sentido fractal de los poemas seleccionados, es decir los nexos rizomáticos-fractales que unen y desunen a la poesía, no solo desde ahora, sino, desde siempre. Inclusive hay un criterio que es muy mío, que es justamente el gusto por la buena poesía, o al menos lo que yo llamo buena poesía. Uno de los criterios finales puede ser el impulso cósmico, que corresponde a la personalidad que busca el autor, orientada hacia un estudio:mítico-metafórico, y otro sería ese espíritu regido por una voluntad poética, ideológica, pedagógica que mueve al poeta a emprender una crónica del altiplano, para exaltar sus grandezas estéticas, y condenar sus lacras, reseñar su historia y sobre todo abordarla desde este estudio fractal que proponemos, pero estas tendencias no se dan juntas, sino separadas, generalmente domina una a la otra y rara vez se combinan, pues la dificultad de fusionar ambas poéticas proviene de su oposición irreconciliable.
Escribir poesía por amor, amar la poesía más allá de la lógica terrenal y, por encima de todo, amar la poesía sobre todos los dioses: tal era el contenido del milagro. Como antologador he amado la poesía puneña con temblores y lágrimas inclusive con rabia infinita. Como protagonista, decidí que ese amor a la poesía debía y merecía conocer: la pastora florida de Alejandro peralta; el ángel y la rosa, de Oquendo; la poesía de Efraín Miranda, las cajas que no se habren jamás de Omar Aramayo, las embarcaciones de Epifania Suaña de Gloria Mendoza; el verano inculto de Valdimir Herrera; casa sin puerta de José Alberto Velarde; tiempo de cernícalo de Boris Espezúa; Quiela y Yarume de Bedoya, a Malú de Filonilo Catalina, y una vez conocidas, enfrentarlos a quien un día más amaron, para defender el sagrado derecho de la bienaventuranza y la poesía.
En Puno se han elaborado algunos trabajos de esta naturaleza, desde La antología general de la poesía puneña de Ayala, la breve Antología de la poesía puneña de Omar Aramayo, y hace no mucho Antología comentada de la literatura puneña de Feliciano Padilla. Aparte de las cosas obvias, ¿cuáles son las diferencias centrales respecto de los trabajos señalados?
Creo que el mejor en discernir esas diferencias es el lector, él sabrá decir las distancias y los espacios que separan a estos libros. Algunos amigos que ya han tenido acceso a la lectura del libro han señalado que: Hay mucha distancia entre esta antología y las otras que ya han salido. ¿Qué va a encontrar el lector en esta antología? La persistencia en leer poesía, desde luego, y bastante poesía, ya lo he dicho, pero también un ensayo de una revisión panorámica breve de la poesía nuestra, la construida por los poetas del altiplano peruano. Porque a pesar de todo, no esta ausente la esperanza. Se manifiesta, por ejemplo, en un poema de Carlos Oquendo de Amat: poema de la niña y la flor.
¿En cien años, sólo 21 poetas?
Claro, lo que pasa es que muchos no saben qué es una antología, y entonces surgen preguntas parecidas a la tuya, se piensa que si son cien años deberían ser cien poetas o doscientos. Esta es una selección de poemas y si no hay más de veintiún autores es porque simplemente no los encontré para este estudio fractal de la poética puneña. En los últimos años, a medida que la poesía puneña encontraba acogida y reconocimiento en nuestro país y a nivel internacional, se hizo más evidente la incongruencia de seguir abordándola, mostrando en el mayor punto sus mejores creaciones, sin dejar de lado críticamente variadas herencias, lo cual a contribuido y decidido cada vez con más fuerza el compromiso que tuve desde la primera vez que pretendí publicar una antología de poesía puneña, lo cual conllevó a tener siempre en mente publicarla, dándole al mundo literario luego de cien años, con un número de 21 poetas antologados, ese es el rol que tiene una antología, para eso se le denomina “antología”, abordada sin ningún subterfugio de índole externo, menos interno.
Ya se oyen algunas voces señalando las ausencias de Luis de Rodrigo, José Luis Ayala, Jorge Flórez-Áybar y, el no menos popular Jóspani, José Paniagua Nuñez. ¿Cómo justificar sus no inclusiones?
Puede ser una improbable herejía, pero todas aquellas personas – sólo algunos poetas, que desde ya los imagino rumiando sus frustraciones– que encuentren provocador, hereje e irredento sólo el título del libro, más no espero la misma actitud del contenido, siempre y cuando sea seria la visión y el lector sea verdadero.
Evidentemente, la antología ya estaba escrita cuando me topé, no sólo con uno u otro borrador. Para seguro escándalo de incrédulos, pobres de espíritu y escasos de fe, doy gracias a Dios por habérmela dictado. Si algo tengo que decir al respecto de las no inclusiones, espero no ser irreverente: la única salvación para los vencidos es no esperar salvación alguna.
Algo que se reclama. ¿Por qué terminar esta antología en años de los poetas llamados de los ’90, cuando parecen oírse nuevas voces, digamos del post-2000?
Esta antología termina mencionando en el prólogo a los poetas del post – 2000, digo que aún no tienen su sueño cumplido, están todavía en la etapa de la vigilia, y difícilmente pondría por ellos las manos al fuego. Aún quiero escribir y leer. Yo creo que deberían leer más o, en todo caso, ordenar sus lecturas, darle criterio a sus escritos, empezando, por ejemplo, por la escritura y sus rasgos lingüísticos.
Sacrificar el bolsillo por la literatura en estos tiempos de crisis, sino linda con la locura es francamente un acto heroico. Mucha gente dedicada a la literatura que han u ostentan un cargo importante en la administración pública no han sido capaces de hacerlo “ni por un dólar agujereado”, como sueles decir. Sus lobbys o su cercanía con el poder siempre les han posibilitado el financiamiento. ¿A ti, qué te impulsa hacerlo?
El motivo más trascendental para que esta antología salga a luz es, sin duda, la poesía y su magia, y cuando ella está de por medio, tú como poeta sabrás, nada ni nadie es capaz de detenerte, además ese impulso viene de adentro, de algo incognoscible que irremediablemente te conduce a realizar una actitud de este tipo.
Se dice que la calidad de la poesía puneña ha descendido. No hay Alejandros Peralta, no hay Oquendos y menos un poeta contemporáneo de la talla de Omar Aramayo. Luego de esta antología ¿tú qué opinas?
Tú lo has dicho, no hay calidad. También leí plaquetas y poemarios muy desubicados, además en unos artículos sobre este vacío, en verdad tendremos que esperar muchas lluvias para que aparezcan otros poetas después de los del 90.
Una vez hecha esta especie de re-visión, ¿cuáles son las tendencias más resaltantes de la poesía puneña contemporánea, ochentas y noventas, básicamente?
Andinidad, vanguardia y un tremendo yoismo poseedor de claras inclinaciones líricas.
Supongo que ese yoismo, para ti, es un factor de ilegitimidad. pero, de los 21 poetas, 10 pertenecen a los ’90 o la llamada generación de fin de siglo. ¿Por qué esta diferencia? ¿Significa que la calidad de la poesía puneña crece en los ’90? ¿O cuál es la lectura que tienes al respecto?
No se trata de ilegitimidad, se trata de retornos continuos y discursos casi cotidianos con un yo poético que a veces se puede tornar trivial. Entre los once renombrados y los diez de finales de siglo, la poesía puneña no solamente crece, sino que también continúa una tradición hartamente conocida y de cualidades notables, que de alguna manera devienen de nuestros hitos en la poesía. Ahora bien, la mayoría de los poetas de los ´90, siguen buscando o experimentando su voz y seguramente que a la larga tendremos sorpresas que sin duda confirmarán la selección de los antologados en el libro Aquí no falta nadie.
La metodología que utilizas es la fractalidad. ¿Esta herramienta teórica, por así llamarlo, te permite ver la riqueza del corpus de la poesía puneña?
Creo que no solo ve todo el corpus, sino que también la universaliza porque como toda poesía como la nuestra también tiene ligazones con los grandes maestros de la poesía clásica y universal.
El gran poeta vivo que tenemos en la actualidad es Efraín Miranda Luján. ¿Estás de acuerdo?
Sin duda alguna, Efraín Miranda, aparte del más querido y no por cosas extremas, podríamos nombrar a otras voces mayores que menciono en la antología.
Ahh. ¿Cómo se has asumido los costos de esta edición de lujo? ¿Algún mecenas? ¿Auspició de alguna institución del Estado?
No. Es simple amor indestructible a la poesía y resultado de un ahorro interminable, un ejercicio de día a día. Además no quise que este libro tenga escudos de municipios ni tiendas comerciales, la poesía no merece estar entre el comercio y los negocios, por eso se muestra limpia, sin fotos de alcaldes ni agradecimientos infinitos a nadie. No le debo a nadie de este libro. La poesía es libre y única, como las palabras y hay que dejarla volar.
¿Otros proyectos que tiene la Editorial contigo a la cabeza?
Voy a reservarme la primicia, lo que se viene en los próximos días es algo más ambicioso y abarcador que una antología, te adelanto un poco, el texto linda con una revisión general de la literatura puneña y constará de dos tomos. Ya habrá tiempo para hablar sobre mayores detalles de esta publicación, además ya están en prensa tres libros de narrativa que debemos estar presentándolos en la segunda semana de julio, y por supuesto la revista de literatura puneña que muchos amigos no desearían que salga, pero lamento darles la mala noticia, para ellos, pero grata para nosotros y para nuestros lectores que nos han hecho llegar cientos de e-mails, pues este número 2 de La rama torcida está en su fase final y estos días ya la podrán adquirir. Finalmente, un proyecto que desde hace años se vino postergando, este año será posible realizarlo, se trata del I Concurso de novela corta, organizado por el Grupo Editorial, y que constará de premios fabulosos, para imprimir la bases y distribuirlas, estamos en tratativas con los jurados que serán también de lujo, debido a su trayectoria internacional. Por lo pronto sólo eso que ya podemos garantizar.
(* miércoles 25 de junio, diario Los Andes)
El día jueves diecinueve de junio, en el auditorio del Gobierno Regional de Puno, se presentó la antología poética “Aquí no falta nadie” de Walter Bedregal Paz. Confieso que este tipo de actividades me llena de una satisfacción muy particular en cualquier situación similar. Pero, por la misma razón, toda incidencia interpersonal (que no tiene que ver necesariamente con la confrontación de puntos de vista o debates político- literarios), me conduce a una decepción, porque atenta contra la literatura, la inteligencia estética de los oyentes y genera un prejuicio social innecesario. (No fueron pocos los asistentes que expresaron su desencanto con los hombres de letras puneñas).
“Aquí no falta nadie” es una publicación literaria que de todas maneras concita una gran atención, así estemos de acuerdo o no con el tratamiento del contenido. Reconozco que dicha publicación responde a una audacia editorial que seguramente demandó una gran inversión económica, pretende generar un debate estético dentro de la región de Puno en un momento en que las actividades culturales decayeron y el contenido ofrece un material significativo para la aproximación a la poesía puneña.
Toda presentación de libro exige una evaluación crítica de la publicación, porque se trata de establecer los elementos necesarios para llegar a un acuerdo institucional sobre el aporte cultural o académico de la obra. En estas condiciones, el presentador se limita a establecer el valor estético o académico del contenido e invita a los lectores a realizar una aproximación más comprensiva a la obra, porque no se trata de vender cualquier mamotreto verbal. Y, por otra parte, el autor recibe las observaciones con el fin de confrontar los puntos de vista que se ponen de manifiesto en el proceso de la institucionalización de la obra.
Estas precisiones me obligan ahora a poner de manifiesto mi punto de vista crítico de la obra. Considero que, a diferencia de otras antologías panorámicas que seleccionaros los textos literarios según la trascendencia creativa de los autores, Begregal nos propone una antología crítica en la medida en que asevera que ha seleccionado los textos poéticos según la calidad estética de los mismos. En otros términos, plantea una antología de respuesta a las anteriores, asumiendo el riesgo crítico que implica esta postura y nos obliga a preguntarnos cuáles son los criterios que utiliza para establecer la calidad estética de los textos.
La antología de Bedregal nos ofrece una selección de textos poéticos bastante consistentes, que llamará la atención de los estudiosos de la literatura peruana, pero los criterios para las omisiones o identificaciones no están claramente establecidos. En el prólogo, normalmente deben precisarse los siguientes elementos: el objetivo de la antología, los antecedentes de los cuales se distingue la propuesta, los fundamentos básicos que orientan la selección y el corpus bibliográfico que ha permitido la adecuada identificación de los textos para la antología.
El autor, en el prólogo titulado “Las puertas se han errado”, plantea la idea de la calidad estética según la cual tiene que ver con las rupturas lingüísticas y prioriza innecesariamente el parafraseo de las diversas teorías literarias, que ni siquiera han adquirido la consistencia metodológicos y no inciden directamente en la valoración estética de los textos poéticos. El conocimiento sistemático de los marcos teóricos sirve para afianzar los criterios metodológicos, pero no influyen en la determinación de la calidad estética de los textos literarios.
Debemos comprender que el conocimiento de la literatura latinoamericana, como en otras áreas del conocimiento académico (con algunas excepciones), lamentablemente responde a un proceso cognitivo inverso. Mientras en otras partes del mundo el conocimiento de la literatura comienza con la lectura de los textos literarios, prosigue con la crítica valorativa y culmina con una explanación teórica; en nuestro medio nos dejamos impresionar con un marco teórico, reunimos las valoraciones críticas y alteramos el impacto estético de los textos (o nos limitamos a una lectura espontánea). Esto no implica que debemos dejar de lado la lectura actualizada de los marcos teóricos; todo lo contrario: debemos asimilarlos sin subordinarnos a sus posturas ideológicas.
Desde luego, la antología crítica de Bedregal responde a un criterio teórico que postula el signo desligado del referente (inmanencia) y se propone a identificar los textos en base a las trasmutaciones lingüísticas (retórica). Pero, en el proceso, no se comprenderían algunas inclusiones si no se admiten que también utilizó otros criterios como las decodificaciones culturales (valores, creencias, ideologías) con palabras coloquiales, los reconocimientos crítico-institucionales (premios) que no los precisa.
Bedregal debe atender a estas observaciones no para aceptarlas o rechazarlas, sino para llegar a un acuerdo positivo y constructivo del valor institucional de la antología. Debe comprender que esta publicación constituye un espacio dialógico que permitirá llegar a una convención que fije el rumbo de la institucionalidad literaria de Puno.
Es bastante satisfactorio que su publicación obligue al lector a asumir una postura, que exija una respuesta, que ponga en cuestión las incontables publicaciones poéticas; pero, del mismo modo, debe estar en la capacidad de recibir los argumentos alternos, la confrontación de puntos de vista, la crítica del libro. Los adjetivos no construyen, los monólogo generan más dogmatismos y el egocentrismo nos conduce a la ceguera.
Por otra parte, lamento que en Puno todavía no tengamos una noción clara de qué es una presentación de libros; no distingamos aún cuándo una situación comunicativa exige un diálogo espontáneo o protocolar; y que continuemos utilizando dichos espacios para manifestar nuestras propias frustraciones personales, narcisismos excéntricos sin propósitos crítico-valorativos, faltando respeto a los asistentes, cuando el objetivo de esos actos comunicativos es el diálogo, el debate y la evaluación crítica de los textos mediante argumentos racionales (no insultos).
En Puno, la creación literaria es bastante dinámica, especialmente en el género poesía. Exhibe múltiples matices que obligan a desarrollar trabajos monográficos que describan las variaciones estéticas de una a otra expresión. La cultura puneña, a pesar del maltrato de las instituciones públicas, posee un impulso creativo que supera largamente a otras regiones vecinas; pero el egocentrismo, como producto de nuestro propio complejo de inferioridad, nos empuja a una acción cultural individualista, desarticulada, prosaica y mediocre.
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